La batalla AENA-controladores se mantiene en pleno puente de la Constitución y provoca retrasos de más de una hora en diversos vuelos. La empresa abrió ayer expediente a dos jefes de control de Barajas y forzó la apertura de la torre sur, clausurada desde el jueves.
AENA plantea a los controladores un recorte salarial del 25% en 2010
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"Los controladores denunciarán las presiones sufridas durante el puente"
A. Ruiz del Árbol - Madrid - 08/12/2009. Cinco Días
Fuentes oficiales de AENA, la empresa propietaria de los aeropuertos españoles y proveedor de servicios de navegación aérea, aseguró ayer a CincoDías que ha abierto expediente disciplinario contra dos de los jefes de día del equipo de controladores aéreos que han actuado en Madrid-Barajas durante la pasada semana. La sanción que se solicita para los profesionales es de un mes de suspensión de empleo y sueldo por falta grave al extralimitarse en sus funciones y mantener cerrada una pista de las cuatro del aeropuerto alegando falta de personal.
El portavoz señaló que se mantienen abiertas otras investigaciones paralelas sobre los distintos acontecimientos en relación con los procedimientos de control vividos durante el arranque del puente de la Constitución en el aeródromo madrileño. De estas investigaciones podría derivarse la apertura de nuevos expedientes.
En el trasfondo del conflicto se encuentra la negociación del convenio del colectivo de 2.400 controladores aéreos, a los que AENA les pide que admitan la reducción de sus ingresos en un 25% en 2010. Los controladores han respondido con la negativa a realizar horas extraordinarias y manteniendo la aplicación estricta del reglamento operativo.
Un portavoz de USCA, el sindicato de los controladores, dijo a este diario que no le consta la apertura de estos expedientes, y recordó que es preceptivo que los primeros en conocer la propuesta de sanción sean los propios interesados.
Por otra parte, AENA decidió ayer abrir la torre sur, una de las tres instalaciones de control del tráfico en tierra que tiene el aeropuerto de Madrid-Barajas, y que estaba clausurada desde que el pasado miércoles los controladores de servicio fueron hospitalizados por la intoxicación de una presunta filtración de gases de queroseno.
El dueño del aeropuerto de Barajas se ha apoyado para volver a poner en funcionamiento la instalación en un informe de la Prevención de Riesgos Laborales de la propia compañía que determina que "no se han encontrado elementos perjudiciales para la salud en el aire de la torre sur de control del aeropuerto de Barajas".
El cierre de esta torre ha sido una de las principales causas de las demoras que han sufrido durante la operación de salida del puente de la Constitución las compañías que operan en las terminales 1, 2 y 3, y que han superado más de sesenta minutos, especialmente en los horarios de tarde.
USCA asegura que los controladores han aplicado el Plan de Contingencia, aprobado por AENA, ya que "al no poder contar con la torre sur, era imposible asumir todo el tráfico desde la norte sin aplicar regulaciones". El sindicato ha anunciado la puesta en marcha de acciones legales contra AENA "por la presión a la que han sometido a los trabajadores".
Fomento pide más diálogo
El ministro de Fomento, José Blanco, instó ayer en Londres a los controladores aéreos españoles a que apuesten por el diálogo para cerrar un nuevo convenio con AENA y no por realizar huelgas encubiertas.
"Yo les invito a los controladores a que realicen menos huelgas encubiertas y a que dialoguen más para buscar una salida razonable, teniendo como referencia lo que pasa en el contexto de la Unión Europea. Ni más ni menos", declaró el ministro, que consideró "excesivos" los salarios que perciben estos controladores. El ministro señaló que los vuelos no salieron ayer de Barajas "con la regularidad que deberían", y lo relacionó con la renegociación del convenio colectivo de los controladores. Blanco se mostró partidario de "hacer una reflexión en profundidad sobre todo lo que tiene que ver con el control aéreo en nuestro país" y aseguró que España tiene "las tasas de seguridad más caras de la Unión Europea", lo que resta competitividad a las aerolíneas españolas y genera "un déficit cada vez mayor" en AENA.
Gilberair
jueves, 10 de diciembre de 2009
Aena impone la 'ley seca' en Barajas
Instalan controles sorpresa de alcohol y velocidad para los conductores de los 4.500 vehículos que circulan por las pistas
09.12.09 - 00:55 -
JULIO DÍAZ DE ALDA
«El tráfico aquí es complicado, agresivo y con muchos riesgos»
Iba usted a 50 kilómetros por hora y el límite es de 40. Tengo que amonestarle y, por favor, sople aquí». Ésta es la frase más temida en las últimas semanas en las pistas del aeropuerto de Barajas, después de que Aena haya implantado, en colaboración con la Guardia Civil, un programa de controles por sorpresa de velocidad y alcohol. En busca de una mayor seguridad, el gestor aeroportuario ha puesto en marcha esta iniciativa pionera, por la que otros aeródromos españoles ya se han interesado. La velocidad de verdad se queda para los aviones.
El radar y los medidores de alcohol se unen a otro curioso protocolo que han de cumplir los conductores de los 4.500 vehículos habilitados para circular cada día en el inmenso complejo aeroportuario: el carné por puntos. Los conductores, bien sean de coches normales, de jardineras o de las decenas de vehículos especiales que transitan por la zona, están obligados a superar un peculiar examen de conducir.
Una vez aprobado (sólo se mide el conocimiento teórico, y no el práctico), los operarios deben lucir su acreditación de forma permanente en el trabajo. El examen no es difícil, sólo requiere memorizar un pequeño folleto de normas. Lo complicado es conservarlo intacto. El carné de conducir en pista, que no tiene ninguna relación con el 'normal' de la Dirección General de Tráfico, otorga 25 puntos. Esa asignación irá decayendo si el conductor es 'pillado' en alguna irregularidad. Los vigilantes de tan peculiares carreteras (algunas de varios kilómetros de longitud, lo que da para pisar el acelerador) son los denominados 'señaleros', esos coches anaranjados que tienen detrás la expresión 'follow me', encargados de dirigir las operaciones en la plataforma.
Encontronazos
Los 'señaleros' se enfrentan al problema de castigar a sus propios compañeros, lo que ha provocado ya algún que otro encontronazo. Ahí entran en juego los agentes del Instituto Armado, que les acompañan siempre y, por ejemplo, ofrecen los alcoholímetros. «Todo esto funciona gracias a la excelente colaboración que tenemos con la Guardia Civil y la Policía que trabaja en el aeropuerto, a la que queremos involucrar en las labores de formación», explica José Sanz Dodero, director adjunto de Barajas.
Las sanciones no son un asunto baladí, ya que pueden comportar la retirada del permiso. Algo terrible para alguien cuyo trabajo consiste, precisamente, en conducir. Un ejemplo. En una zona de velocidad limitada a 30 kilómetros por hora, la circulación hasta 45 supone una sanción leve (apercibimiento). Hasta 60, la cosa se complica, porque la sanción es grave: retirada del permiso de conducir y prohibición de la presencia en las pistas durante un mes.
Bajo ese mismo supuesto, quien acelere hasta 75 kilómetros por hora se enfrenta a una falta muy grave, con la retirada del carné por tres meses. Más allá, la sanción será por seis meses. Respecto al alcohol, la normativa es muy estricta, con multas por seis meses o, incluso, retirada definitiva de la habilitación. Queda en manos de las empresas la 'recolocación' o el despido de los infractores. Las compañías reciben copia inmediata de las multas y son informadas en detalle de las infracciones, salvo en el caso de las pruebas de alcoholemia, en las que sólo se les advierte del positivo, pero no del nivel detectado. Como en la 'vida real', los puntos se pueden recuperar pasado un año.
Al límite de tiempo
«La circulación en las pistas de un aeropuerto es tremendamente complicada, muy agresiva y exigente, los riesgos son muchos; es necesaria una regulación y un procedimiento claros que aseguren una operación fluida y eficiente», señala Ana Navarrete, jefe de la sección de control de campo de vuelo de Barajas. Los centenares de vehículos que circulan en pista van siempre al límite de tiempo, entre los diplodocus que son los aviones y obligados a respetar de forma escrupulosa una normativa que incluye las tradicionales señales verticales y otras pintadas en el suelo. «La verdad, a mí me da miedo», confiesa Navarrete.
La responsable de este despliegue de seguridad afirma que los controles de alcoholemia han sido bien recibidos por los trabajadores (desde agosto, sólo se ha sancionado a seis personas) y las empresas. No tanto, añade, los de velocidad. «Hay lugares en los que es normal acelerar sin darte cuenta, y el radar no perdona». La iniciativa ya ha tenido su efecto: desde agosto, la velocidad media de los vehículos ha caído el 8,6%, el 12% y el 11% en la T2, la T4 y el Satélite, respectivamente. Objetivo cumplido.
Gilberair
09.12.09 - 00:55 -
JULIO DÍAZ DE ALDA
«El tráfico aquí es complicado, agresivo y con muchos riesgos»
Iba usted a 50 kilómetros por hora y el límite es de 40. Tengo que amonestarle y, por favor, sople aquí». Ésta es la frase más temida en las últimas semanas en las pistas del aeropuerto de Barajas, después de que Aena haya implantado, en colaboración con la Guardia Civil, un programa de controles por sorpresa de velocidad y alcohol. En busca de una mayor seguridad, el gestor aeroportuario ha puesto en marcha esta iniciativa pionera, por la que otros aeródromos españoles ya se han interesado. La velocidad de verdad se queda para los aviones.
El radar y los medidores de alcohol se unen a otro curioso protocolo que han de cumplir los conductores de los 4.500 vehículos habilitados para circular cada día en el inmenso complejo aeroportuario: el carné por puntos. Los conductores, bien sean de coches normales, de jardineras o de las decenas de vehículos especiales que transitan por la zona, están obligados a superar un peculiar examen de conducir.
Una vez aprobado (sólo se mide el conocimiento teórico, y no el práctico), los operarios deben lucir su acreditación de forma permanente en el trabajo. El examen no es difícil, sólo requiere memorizar un pequeño folleto de normas. Lo complicado es conservarlo intacto. El carné de conducir en pista, que no tiene ninguna relación con el 'normal' de la Dirección General de Tráfico, otorga 25 puntos. Esa asignación irá decayendo si el conductor es 'pillado' en alguna irregularidad. Los vigilantes de tan peculiares carreteras (algunas de varios kilómetros de longitud, lo que da para pisar el acelerador) son los denominados 'señaleros', esos coches anaranjados que tienen detrás la expresión 'follow me', encargados de dirigir las operaciones en la plataforma.
Encontronazos
Los 'señaleros' se enfrentan al problema de castigar a sus propios compañeros, lo que ha provocado ya algún que otro encontronazo. Ahí entran en juego los agentes del Instituto Armado, que les acompañan siempre y, por ejemplo, ofrecen los alcoholímetros. «Todo esto funciona gracias a la excelente colaboración que tenemos con la Guardia Civil y la Policía que trabaja en el aeropuerto, a la que queremos involucrar en las labores de formación», explica José Sanz Dodero, director adjunto de Barajas.
Las sanciones no son un asunto baladí, ya que pueden comportar la retirada del permiso. Algo terrible para alguien cuyo trabajo consiste, precisamente, en conducir. Un ejemplo. En una zona de velocidad limitada a 30 kilómetros por hora, la circulación hasta 45 supone una sanción leve (apercibimiento). Hasta 60, la cosa se complica, porque la sanción es grave: retirada del permiso de conducir y prohibición de la presencia en las pistas durante un mes.
Bajo ese mismo supuesto, quien acelere hasta 75 kilómetros por hora se enfrenta a una falta muy grave, con la retirada del carné por tres meses. Más allá, la sanción será por seis meses. Respecto al alcohol, la normativa es muy estricta, con multas por seis meses o, incluso, retirada definitiva de la habilitación. Queda en manos de las empresas la 'recolocación' o el despido de los infractores. Las compañías reciben copia inmediata de las multas y son informadas en detalle de las infracciones, salvo en el caso de las pruebas de alcoholemia, en las que sólo se les advierte del positivo, pero no del nivel detectado. Como en la 'vida real', los puntos se pueden recuperar pasado un año.
Al límite de tiempo
«La circulación en las pistas de un aeropuerto es tremendamente complicada, muy agresiva y exigente, los riesgos son muchos; es necesaria una regulación y un procedimiento claros que aseguren una operación fluida y eficiente», señala Ana Navarrete, jefe de la sección de control de campo de vuelo de Barajas. Los centenares de vehículos que circulan en pista van siempre al límite de tiempo, entre los diplodocus que son los aviones y obligados a respetar de forma escrupulosa una normativa que incluye las tradicionales señales verticales y otras pintadas en el suelo. «La verdad, a mí me da miedo», confiesa Navarrete.
La responsable de este despliegue de seguridad afirma que los controles de alcoholemia han sido bien recibidos por los trabajadores (desde agosto, sólo se ha sancionado a seis personas) y las empresas. No tanto, añade, los de velocidad. «Hay lugares en los que es normal acelerar sin darte cuenta, y el radar no perdona». La iniciativa ya ha tenido su efecto: desde agosto, la velocidad media de los vehículos ha caído el 8,6%, el 12% y el 11% en la T2, la T4 y el Satélite, respectivamente. Objetivo cumplido.
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