sábado, 4 de octubre de 2008
Privatización
El 31 de julio se aprobó el desmembramiento de Aena en dos sociedades. El Prat y Barajas, que sobrepasan los 30 millones anuales de pasajeros, serán los dos primeros aeropuertos afectados.
Ana Fontán Martín-Chico - Periódico Diagonal
El pasado 31 de julio el Gobierno anunció la venta del 30% de Aena a capital privado. Para tal fin, la empresa pública se disgregará previamente en otras dos, Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, según explicó la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Entre el 70% que seguirá siendo de capital público, las comunidades autónomas también se incorporarán a la gestión. Para ello crearán sociedades filiales gestoras de los aeropuertos que por su ‘complejidad’ lo necesiten. Catalunya y Madrid serán las primeras en participar en la gestión aeroportuaria, ya que El Prat y Barajas son los dos únicos aeropuertos que superan los 30 millones de pasajeros anuales. Ésta es la cifra que ha fijado el Gobierno a partir de la cual se puede privatizar.
Sin embargo, en zonas como Canarias, Baleares, Ceuta o Melilla, los aeropuertos no son rentables, pero sí sostenibles gracias a que forman parte de la red pública. Una empresa privada no querría mantenerlos, pero sí las comunidades autónomas. Todos los partidos quieren parte del pastel, y ejercer el poder político, ya sea desde el Gobierno o desde la oposición, manipulando el erario de todos a su antojo. Con la privatización sólo se pierde un bien público y se gana inestabilidad y precariedad.
Estas maniobras privatizadoras comenzaron en 2003. Entonces, todos los sindicatos de Aena, al unísono, convocaron una huelga contra la privatización (y la privatización encubierta). A su finalización se firmó un acuerdo en el cual se decía que se denunciaría desde los comités de empresa todas las intrusiones que hubiera, así como todos los puestos de carácter público que se perdieran. Por supuesto, todo quedó en agua de borrajas. Hoy la subcontratación alcanza en algunas áreas porcentajes elevadísimos, mermando la calidad del servicio y potenciando un empleo cada vez más precario. Pero este proceso encubierto se destapó el 31 de julio. Incluso internamente en Aena la temporalidad alcanza el 30%, y en algunos colectivos llega al 50%. Además, también en julio hubo una reunión institucional de compañías aéreas de todo el mundo. Y con la presencia de las cien más importantes, éstas se posicionaron expresamente a favor de la privatización. Una de las necesidades que se reivindicó fue el incremento del porcentaje de capital de retorno comparado. Es decir, el porcentaje de capital que se recupera de la inversión realizada anualmente.
Heathrow (Londres), el primer aeropuerto de Europa, tiene un porcentaje de capital de retorno sobre la inversión del 28,4%. Aena, en Barajas (el cuarto aeropuerto europeo) tiene un porcentaje del 4,8%. ¿Y esto qué supone? El regulador independiente que invierte en servicios públicos, en tecnología, en calidad, no requiere de un beneficio rápido. Todo lo contrario a las necesidades de una empresa privada.
Ana Fontán Martín-Chico es cosecretaria de organización comunicación de CGT/Aena.
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